Si bien es cierto que la última gala de los Premios Óscar, que cumplieron su 90º aniversario, no pasará precisamente a la historia por ser la más emocionante o entretenida, no cabe duda de que se trata de uno de los eventos de la moda más esperados del año. Y el aspecto elegido por las estrellas siempre origina ríos de tinta, aunque ahora sea en formato digital.
Esta edición también ha estado marcada por los movimientos de concienciación #MeToo y ‘Time’s Up’, lo que se ha traducido en una mayor contención desde el punto de vista del estilismo, aunque no en la misma medida de sobriedad alcanzada en la ceremonia de los Globos de Oro de este mismo año.
Así, centrándonos en las manicuras, un año más la tendencia generalizada ha sido la clásica opción de los discretos tonos neutros y colores ‘nude’, como fue el caso de Emma Stone, encargada de presentar el premio a mejor dirección y cuya elección de vestido ha sido de las más aplaudidas entre el público.
El esmalte lucido por la protagonista de ‘La La Land’ corresponde a una gama de rosa pálido adecuado para cualquier tono de piel y forma de uña, e idóneo como base para una manicura francesa o incluso empleado como capa única para un aspecto más opaco. Y, de hecho, es el mismo que lleva empleando la reina Isabel II de Inglaterra desde 1989.
Y es que, si nos atenemos al ‘look’ de las ganadoras del Óscar de las ediciones celebradas a lo largo de este siglo –desde Halle Berry en 2002 hasta Julianne Moore hace dos años–, estas tonalidades ganan por goleada. ¿La razón? Seguramente, en opinión de los expertos, se deba al interés por no distraer la atención sobre la estatuilla en el momento de sostenerla ante las cámaras.
Otra de las opciones con más adeptas en la gala de 2018, aunque en menor medida que los colores neutros, ha sido la manicura con efecto cromado, elegido por Margot Robbie (nominada a mejor actriz por ‘Yo, Tonya’, y protagonista de un incidente con su vestido durante la ceremonia) o Kerry Washington, que optó por un dorado más llamativo.
Y es que, en opinión de muchos medios, los Óscar se han convertido en la pasarela de las grandes marcas de moda; es por eso que cada vez son menos frecuentes los ‘looks’ atrevidos, y las estrellas acuden a equipos de asesores expertos para definir su aspecto hasta el último detalle.
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